Más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento...
Estoy cansado… Un cansancio que nace en la mente
y se transmite con cada latido hacia el cuerpo,
huyendo de toda sonrisa
para adentrarme en la más pura tristeza.
Comenzando por querer dormir,
acabando por escribir estas tristes líneas.
A veces, el camino que lleva a la felicidad
es más grato y satisface más
que la propia felicidad.
Porque, cuando ya he conseguido ser feliz,
cuando soy feliz,
¿qué sentido tiene el avanzar?
Ninguno.
Y es entonces cuando el cansancio entra en mi mente,
para seguir destruyendo energía indestructible.
No hay solución.
Al menos en esta realidad.
Pues sólo los sueños pueden curarme.
Por esto, y sin ser excusa,
me voy ahora a dormir… a soñar.
Y puedo hacerlo porque sé que mañana,
cuando me levante para seguir viviendo la realidad,
este cansancio se habrá marchado,
para aparecer de nuevo cuando menos lo espero,
en momentos de más sincera felicidad,
cuando menos lo deseo...
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